Rozando la incomparecencia otra vez y lo que te rondaré morena

Quedan tres o cuatro partidos para acabar la liga y tres o cuatro son los evaristos que parece que seremos capaces de reunir con cierta facilidad para cada uno de ellos. El problema es ese poquito que queda para llegar a los cinco necesarios para comenzar a jugar. De tener suplentes ya ni hablamos. Una temporada de gran exigencia, con multitud de compromisos dentro y fuera del campo -habría que intentar para la próxima reducir los actos institucionales, los compromisos con los patrocinadores, las asistencias a variados photocall y, sobre todo, los encuentros con las numerosas y entusiastas hinchas del equipo- ha terminado por hacerse notar en el estado físico de la plantilla, dando lugar a múltiples lesiones que han terminado por desestabilizar un conjunto llamado a lograr grandes hitos deportivos este año.
Dejando al margen preguntas trascendentales y de gran enjundia como ¿Es el evaristo en activo una especie en extinción? o ¿Dónde podemos reclutar evaristos que no solo lo sean, sino que vengan a jugar?, cuyo análisis se abordará con profundidad al término de la temporada, la cuestión urgente es: ¿Podremos eludir la incomparecencia el los partidos que nos restan? La pregunta es muy oportuna teniendo en cuenta que en los dos últimos partidos hemos sido cinco, y por lo pelos, y en ambos hemos acabado jugando cuatro. Si bien en el último fue de manera testimonial, solo jugamos cuatro durante 50’ y cuando el partido estaba ya completamente decidido. Aunque es verdad que el partido estaba decidido casi desde el inicio cuando cinco evaristos en condiciones físicas más o menos precarias se presentaron en la cancha para competir con los primeros de la clasificación. El comienzo del partido se saldó con cinco tapones recibidos por los evaristos en los seis primeros ataques y eso que movimos bien el balón. Pero la cosa es que ellos tenían un pivot de tamaño pivot y los brazos muy largos en medio de la zona, que, aunque saltar no saltaba mucho, intimidaba que daba gusto en defensa y en ataque obligaba a continuos dos más uno que aprovechaban sus compañeros para cosernos a tiros exteriores. Y es que, señores, el baloncesto es muy sencillo con un tío muy alto que sabe jugar y otros dos que meten los triples. Con eso es suficiente para ir primero de tu grupo en la liga municipal. También es verdad que ayuda que el equipo contrario al no tener cambios no pueda hacer faltas ni salir a los tiros. Así y todo, los Evaristos sin presión jugamos razonablemente bien y conseguimos llegar al final de la primera parte con una desventaja razonable en el marcador. En el descanso tuvimos una elaborada y consistente charla técnica, no os riais que es de verdad, sin coñas, con su planificación de jugada y todo: los pivot salen hasta aquí y arrastran a tal y la doblan y si no si no tal… etc, etc. Luego ya si lo llevamos a la práctica alguna vez en el partido o no es otra cuestión. En la segunda parte la acumulación de faltas y de ácido láctico hizo disminuir la intensidad defensiva de los evaristos y aumentar la ventaja de los contrarios, tanto que en el último cuarto sentaron a su jugador franquicia. El tipo se había jugado los tres primeros cuartos sin descansar un segundo, la verdad es que se lo podía permitir porque no hacía un juego de gran desgaste físico, y cuando lo sustituyeron no nos quedaba cuerpo para aprovechar que teníamos ventaja de altura. Y así, como el que no quiere la cosa llegamos al final del partido con un 53 – 35, que tampoco está tan mal. Nosotros metimos nuestros puntitos, ellos metieron más, pero bueno, no se incrementó el parte de bajas que es lo importante.
Besos a todos.

P.S. Próximo partido Los Suaves versus Evaristos. Domingo - 11:30
Yo no puedo ir porque estaré en Soria