lunes, 15 de diciembre de 2008

Somos demasiado buenos

No buenos de jugar al baloncesto, que en ningún caso, sino buenos de majos, de buenas personas. El sábado pasado teníamos en la mano el acta firmada con un triunfo de Evaristos y se la devolvimos al árbitro dispuestos a jugar el partido, y seguramente a perderlo, otro día.
Pero recapitulemos. Sábado 14:30, cuatro aguerridos Evaristos bajo la lluvia ante las puertas de la plaza de las Ventas (adornadas, por cierto, por unas cachas gigantes de patinadoras en mallot que formaban parte de la decoración del Circo Americano, pero que más bien parecían de barra americana). Tras recibir una llamada telefónica montamos en un vehículo sospechoso y nos dirigimos al encuentro de otro vehículo sospechoso, conducido por un Evaristo que llevaba las fichas y afirmaba saber llegar a la cancha del camposanto del fin del mundo. Guiados por este último arribamos en la susodicha cancha, encharcada y desierta como no podía ser de otra manera. Al poco aparece otro Evaristo, en este caso medio lesionado y en moto, pese a la que estaba cayendo, ole tus huevos, eso si que es entrega al equipo. Ni rastro del árbitro así que nos disponemos a esperarle en la garita de obra que hace las veces de bar, donde encontramos al camarero comiendo junto a lo que parecen ser sus padres. Interrumpimos esta bonita reunión familiar pidiendo cervezas y cafés todos a la vez y pasamos el rato en amena charla y gozosa contemplación del local, el cual merece comentario aparte o media docena de fotos la próxima vez que pasemos por allí. Al poco llega el árbitro, nos pide las fichas y un Evaristo le acompaña a su coche para gestionar el aplazamiento del partido del día 20 y al rato vuelve con el acta: el otro equipo no está, así que victoria por incomparecencia del rival. Poco después aparecen un par de abejas maya preguntando por el árbitro y nosotros, caballeros que somos, les indicamos que va en el coche blanco que está abandonando en ese momento el aparcamiento y que, si lo alcanzan y a él le parece bien, no tenemos problema en jugar el partido otro día, aunque ellos han llegado bastante tarde y ya lo teníamos ganado. ¿A qué sí que somos majos? Y no solo eso, lo que es más importante, conseguimos juntar seis Evaristos en una cancha perdida de la mano de Dios, en un día con un tiempo del demoño, aunque sabíamos que era imposible jugar.
Y así acaba otra jornada de juegos deportivos municipales para Evaristos, que no vuelven ya a las canchas hasta el sábado 10 de enero. La victoria o derrota que le dedicaremos a Julia, la hija recién nacida de Gorka, tendrá que esperar hasta entonces.
Besos para todos.

3 comentarios:

leo dijo...

¿Que transas os traeis en el buga del arbitro?. Muy buena la cronica, es cierto perderemos ese partido y ademas sera el punto que nos hacía falta para clasificarnos, ganar el campeonato ir a la NBA y hacernos ricos y famosos. Asi semos los evaristos da gusto.

flaco dijo...

seguro que si hubiera hecho solecito y buen tiempo no hubieramos conseguído juntar a seis valientes para jugar. Evaristos es así. Si llueve, bien. Si graniza, mejor.
Bien por los seis!

profesorguapito dijo...

Gracias por la dedicatoria aunque sea en un futuro próximo. Y contad con Julia para animad en la banda y más adelante para machacar la canasta.
Besos de padre.
g.