viernes, 2 de noviembre de 2012

Sí, sí, me he retrasado. No volverá a pasar.


Anegada la memoria por las brumas del tiempo, me dispongo a escribir la crónica tarde y mal, -cuanto más tiempo tengo, peor- con el único objetivo de colgarla antes de la convocatoria del próximo partido. Imagino que el resultado será ya conocido por todo Evaristo de pro. Así que, en un resumen rápido, podemos decir que en el primer partido los contrarios eran muy altos y jugamos bien y en el último eran muy bajos y jugamos muy mal. Seguramente los del primer día no eran tan buenos como hemos querido creer tras nuestra épica victoria, pero lo que sí es seguro es que los del otro día eran bastante flojos y candidatos a perder todos los partidos, menos el que nos ganen a nosotros en la vuelta.
Como ha pasado otra veces, nada más comenzar el partido se veía que la victoria iba a ser fácil, vamos, que recurriendo a otro lugar común de la crónica deportiva: “este partido no nos lo pueden ganar, solo lo podemos perder nosotros”, pero es que a nosotros según los días, perder se nos da de maravilla y sabemos hacerlo de numerosas, variadas, originales e imaginativas formas. Decidimos, sin embargo, hacerlo de una manera simple y anodina: malagana defensiva, aturullamiento en ataque y desacierto en el tiro. De este modo, el primer cuarto terminó en un 7-6 a nuestro favor y con una jugada que claramente mostraba que versión de Evaristos estaba jugando ese día: ataque Evaristo a segundos del final que acaba con un tiro-pase a la grada, defendemos, robamos el balón y contrataque evaristo sin oposición ninguna que culmina con fallo estrepitoso debajo de canasta y falta innecesaria que le regala al contrario 2 tiros libres fuera de tiempo.

En el segundo cuarto, un poco más despiertos, defendimos más, aunque no me atrevo a decir que mejor, y ellos solo metieron 3 puntos, lo que nos permitió acabar la primera parte con una ventajita de 7 puntos, que incrementaríamos hasta los 10 en el tercer cuarto. El último cuarto comenzó con un cómodo 26-16 que nos encargamos de dilapidar agónicamente, pero que pese a todo nos sirvió para lograr (lo de lograr es un decir) la victoria por 31 a 24. A resaltar nuestros números de ese último cuarto: una sola canasta en juego y  3 de 14 tiros libres, eso se llama acabar a lo grande.

Por último, decir que lo mejor de todo fue la vuelta de Juan después de mucho tiempo y la nutrida afición que, espero que, entretenidos con el taller de dibujo que organizó la madre de Pau y Breno (lo siento, pero una vez tenemos hijos perdemos nuestra identidad y ya solo somos los padres y las madres de) no se diera mucha cuenta del partidazo que hicimos.

Besos a todos

No hay comentarios: