Anegada la memoria por las brumas del tiempo, me dispongo a
escribir la crónica tarde y mal, -cuanto más tiempo tengo, peor- con el único
objetivo de colgarla antes de la convocatoria del próximo partido. Imagino que
el resultado será ya conocido por todo Evaristo de pro. Así que, en un resumen
rápido, podemos decir que en el primer partido los contrarios eran muy altos y
jugamos bien y en el último eran muy bajos y jugamos muy mal. Seguramente los
del primer día no eran tan buenos como hemos querido creer tras nuestra épica
victoria, pero lo que sí es seguro es que los del otro día eran bastante flojos
y candidatos a perder todos los partidos, menos el que nos ganen a nosotros en
la vuelta.
Como ha pasado otra veces, nada más comenzar el partido se
veía que la victoria iba a ser fácil, vamos, que recurriendo a otro lugar común
de la crónica deportiva: “este partido no nos lo pueden ganar, solo lo podemos
perder nosotros”, pero es que a nosotros según los días, perder se nos da de
maravilla y sabemos hacerlo de numerosas, variadas, originales e imaginativas
formas. Decidimos, sin embargo, hacerlo de una manera simple y anodina: malagana defensiva, aturullamiento en
ataque y desacierto en el tiro. De este modo, el primer cuarto terminó en un
7-6 a nuestro favor y con una jugada que claramente mostraba que versión de Evaristos
estaba jugando ese día: ataque Evaristo a segundos del final que acaba con un
tiro-pase a la grada, defendemos, robamos el balón y contrataque evaristo sin
oposición ninguna que culmina con fallo estrepitoso debajo de canasta y falta innecesaria
que le regala al contrario 2 tiros libres fuera de tiempo.
En el segundo cuarto, un poco más despiertos, defendimos
más, aunque no me atrevo a decir que mejor, y ellos solo metieron 3 puntos, lo
que nos permitió acabar la primera parte con una ventajita de 7 puntos, que
incrementaríamos hasta los 10 en el tercer cuarto. El último cuarto comenzó con
un cómodo 26-16 que nos encargamos de dilapidar agónicamente, pero que pese a
todo nos sirvió para lograr (lo de lograr es un decir) la victoria por 31 a 24.
A resaltar nuestros números de ese último cuarto: una sola canasta en juego y 3 de 14 tiros libres, eso se llama acabar a lo
grande.
Por último, decir que lo mejor de todo fue la vuelta de Juan después de mucho tiempo y la nutrida
afición que, espero que, entretenidos con el taller de dibujo que organizó la
madre de Pau y Breno (lo siento, pero una vez tenemos hijos perdemos nuestra
identidad y ya solo somos los padres y las madres de) no se diera mucha cuenta
del partidazo que hicimos.
Besos a todos
No hay comentarios:
Publicar un comentario