Latin Evaristos

Menos mal que escribo esto hoy, porque si lo hubiera escrito el sábado me hubiera cagado en todas nuestras madres, que las pobres no tienen la culpa de tener unos hijos tan perros como nosotros. Imagino que tenemos millones de excusas, pero, dadas las circunstancias y el resultado, no nos sirve ninguna, a excepción de la de Pablo que estaba muy ocupado siendo padre. Vayan todas las enhorabuenas para él y Andrea y un besazo para la pequeña y esperamos ansiosos documento gráfico. Pero volvamos a lo nuestro, el sábado pasado fue imposible juntar cinco evaristos para jugar el último partido de la liga, pese a que Fernando -que se lo ha currado como un campeón toda la temporada- volvió a quedarse con las fichas e hizo doscientas llamadas para evitar la incomparecencia y a que Felipe y Gorka vinieron al rescate. Como la cosa no avanzaba y se acercaba la hora del partido se optó por una solución desesperada, a falta de evaristos buenos son latinos y respondiendo a la solicitud de ayuda acudieron Antonio y Juanjo, que por un rato iban a ser Leo y Nacho respectivamente. Así que allí estábamos a las 21:45 en el poli de la Concepción, más en latino que en evaristo y dispuestos a vengar la derrota sufrida en la primera vuelta. Tras los necesarios apaños de números en las camisetas comenzamos el partido con buen juego, de tal manera que el primer cuarto acabó con un quince-dos a nuestro favor, pero con el cuarto acabó también el partido en el momento que la arbitro le pidió a Antonio el carnet de identidad. Nos habían pillado, así que todos a agachar las orejas y pedir disculpas a la autoridad y al equipo contrario. Los chavales se lo tomaron muy bien, incluso dijeron que por ellos seguirían jugando y de paso nos dieron la noticia del nacimiento de Valentina. Por lo que, aprovechando el buen rollo, nos jugamos una pachanga con ellos para terminar con la liga de la que nos acababan de descalificar por alineación indebida.
Bueno, no os quejareis de que no hemos tenido de todo esta temporada a la que hemos dado fin haciendo la gran evaristada en la casi carencia total de evaristos.
Después de final tan chungo, no queda más remedio que apuntarse al de primavera para seguir acrecentando la leyenda.
Un besazo para todos, especialmente para esos latinos que vinieron a echar una mano. Después de esto sí que es ineludible un partidito de hermandad con las consiguientes cañas de rigor.
Aupa Evaristos