Yo esto ya lo he visto antes

Da comienzo la segunda vuelta del mismo modo que empezó la primera, porque, aunque algo hemos cambiado, de vez en cuando vuelve a brillar la esencia evarística. Es verdad que protestamos mucho menos, lo que no quiere decir que de vez en cuando no nos ganemos alguna que otra técnica. Es verdad que últimamente solemos ser jugadores suficientes –en lo que creo que tiene mucho que ver que nos hacemos mayores y nuestros planes son menos desfasar hasta el amanecer y más jugar un partidito y unas cañas con los colegas a media tarde- lo que no evita que, de repente, un día estemos en cuadro, véase el partido anterior. Y, por último, es verdad que ahora nos volvemos menos locos y controlamos mejor los partidos, pero nuestra tendencia a perder de manera inexplicable con equipos, digamos que no muy buenos, sigue estando ahí. Y de esto último va esta crónica para la que podría copiar y pegar fragmentos de la que escribió Leo cuando jugamos contra este mismo equipo en la primera vuelta que explican de maravilla el partido del sábado pasado. Vayan un par de muestra: “Pregúntenselo a los Arrakis nuestro último rival, que no ha ganado ningún partido en los últimos años y estuvo cerquita de hacerlo gracias a los Evaristos” y “En fin, un clásico evaristico, que suele acabar pues como suelen acabar estas cosas, en una nueva e inexplicable derrota.” ¿Pensáis que sabiendo lo que pasó la otra vez íbamos a evitar que se repitiera?
Habéis acertado, evidentemente, no. Pese a habernos dicho unos a otros en repetidas ocasiones durante el calentamiento que había que empezar concentrados, que la otra vez casi nos ganan pese a que son muy malos, hicimos exactamente todo lo contrario. Con lo cual se pusieron por delante en el marcador mientras nosotros nos paseábamos por la cancha, aunque poco a poco la cosa fue normalizándose y conseguimos acabar el primer cuarto con un punto de diferencia. Bueno, bien, clásico comienzo aplatanado pero, ya está, ahora un poquito de concentración y a por ellos. Comienza el segundo cuarto y la caraja alcanza límites insospechados, de tal modo que se ponen 11 puntos por encima. A todo esto llega Leo, vestido de calle en su primera aparición ya como padre evarístico, y se queda alucinado de que vayamos perdiendo con semejantes mantas. En el descanso, mientras ellos disfrutan del resultado, nosotros damos con la solución, que es siempre la misma y bastante sencilla, defender, y al volver a la cancha eso hacemos y les metemos un 12-2 en el tercer cuarto y al comenzar el último cuarto otro parcial de escándalo, 18-2, y una máxima diferencia a nuestro favor de 17, que se quedó en 14 al final del partido, 37-51 si no me equivoco. Eso sí, para terminar en Evaristo, dos últimas jugadas de las nuestras, de esas que guardamos con el objetivo de palmar en finales apretados: contraataque con seis pases de más y tiro desde medio campo que pasa a dos metros del tablero cuando había tiempo y dos evaristos debajo del aro. El tirador evaristo sigue jurando y perjurando que estaba convencido de que la iba a meter.
En cuanto al público los respectivos vástagos (reconocidos) de Fernando y Luisao que se portaron como unos campeones como siempre.
Por último, una pregunta, ¿Si vosotros fuerais del otro equipo qué pesaríais de nosotros tras el partido del otro día? Cuál sería la conclusión de su charla postpartido: Estos estaban dormidos; nos estaban tomando el pelo durante la primera parte; se han dopado durante el descanso; son ciclotímicos; a los de la primera parte los han cambiado por sus gemelos que saben jugar; el calvo que se ha aposentado junto a la mesa de anotaciones tiene poderes vudú…
Besos a todos.
P.S. El próximo partido es contra un equipo que todavía ha perdido más partidos que el anterior ¿Volveremos a hacer lo mismo? ¿Cómo nos sorprenderán los evaristos?