jueves, 15 de enero de 2009

Evaristos. El regreso.

Último partido de la primera vuelta y primero tras el paréntesis navideño, que, como nos había parecido poco, los Evaristos habíamos alargado en dos semanas. Noche heladora de sábado, pero jugábamos a cubierto y el rival era propicio para volver a la competición con una victoria. Los chavales no habían ganado ningún partido (a que da miedo el habían), ni siquiera a esos a los que ganamos por 48 puntos de diferencia en el primer partido de la temporada. Así que, vestidos ya de corto, un grupo de valientes nos dispusimos a elevar a la categoría de arte nuestro habitual empanamiento de inicio de partido. Tras acabar el primer cuarto con un solo punto aún pensábamos que la cosa tenía arreglo, los chavales eran muy flojos y solo era cuestión de ponerse las pilas. El diagnóstico hubiera sido acertado si los Evaristos no fueran Evaristos y si hubiera existido alguna posibilidad de que esa noche consiguiéramos ponernos las pilas, cosa que, evidentemente, no ocurrió. Tras meter cinco puntos en segundo cuarto y tres en el tercero decidimos que la cosa no tenía emoción y que dado que, ganar no íbamos a ganar, había que hacer algo para generar espectáculo. Así que, un evaristo al que, tras recibir varias faltas personales que le llevaron al suelo le pitaron pasos al intentar levantarse mientras le seguían lloviendo manotazos, llamó desgraciado al arbitro, eso sí sin acritud. Técnica descalificante y retirada de la ficha (con previsible suspensión de varios partidos), pero como estaría la cosa que ni siquiera protestamos. Definitivamente no era nuestro día y cuando fuimos a las cañas habían chapado nuestro bar de cabecera, así que nos dirigimos a otro a intentar desentrañar lo indesentrañable, cómo leches se puede jugar tan mal. Eso sí, tengo que decir que la culpa, como siempre, la tienen los que no jugaron, especialmente esos hermanos que no vinieron por no invitarse a unas cervezas y Charly que presenció la debacle y no tuvo la decencia de salir a, una de dos: arreglar el partido o perder vergonzosamente junto al resto de sus compañeros. Bueno intentemos extraer por lo menos dos conclusiones positivas: hicimos muy feliz a un equipo de baloncesto (había que ver como saltaban de felicidad después del partido) y estas noches son las que acrecientan la leyenda, la negra, se entiende.

Para terminar os recuerdo el resultado del partido de la primera vuelta contra el equipo con el que jugamos el próximo sábado: 64-16. No lo hago para que nos confiemos sino para todo lo contrario. Perder con los anteúltimos una semana después de perder contra los últimos me parece demasiado incluso para nosotros. Aunque los Evaristos siempre son capaces de sorprenderte o de hacer exactamente lo que temías de ellos.

Aupa Evaristos
Besos a todos

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