Primero porque el partido del pasado domingo fue para verlo
y no para que te lo narren. Segundo, porque si os contara el buen partido que hicieron
los Evaristos no os lo ibais a creer, sobre todo si tenemos en cuenta la falta de acierto del partido anterior. Tercero, porque, como todos sabéis, lo que verdaderamente da vida a estas crónicas
es el drama, la tragicomedia y la ópera bufa y el género elegiaco no es lo
nuestro. Pero bueno, ya que nos hemos puesto habrá que comenzar
diciendo que durante la semana -y pronto empezamos- tuvimos que dedicarnos a echar
cuentas para ver si al final íbamos a ser suficientes jugadores o no. La baja
de Pablo nos hace mucho daño porque es un incondicional, y a eso había que unir
que Enrique estaba haciendo el cabra –en esta ocasión en el monte-, que Javi se
fue y no quiso decirnos dónde, que nuestro fichaje estrella se está haciendo de
rogar y que el rookie del año pasado viaja más que las maletas y estaba en la
Indochina (literal). Pese a ello, cinco minutos antes del partido hasta seis
evaristos estaban haciendo una rueda de calentamiento y viendo como los del
equipo contrario eran como quince. Sacamos a calentar a los minievaristos
disponibles (Pau y Breno) y a Gus, que ya no entra en la categoría anterior,
para hacer bulto, pero aun así la superioridad numérica era evidente. Con ello
la charla técnica inmediatamente anterior al partido se redujo a dos únicas
consignas que os podéis imaginar perfectamente: sin faltas y que el que esté en
el banquillo que pida tiempo muerto a mitad de cada cuarto para recuperar el
aliento. Comenzó el partido y enseguida pudimos descubrir que algo raro estaba
pasando, ya que, para empezar, metimos los primeros tres tiros libres y eso no
es normal. Y a partir de entonces fue todo un coser y cantar: la defensa era intensa
y ordenada, los tiros de media distancia entraban, se robaban balones, se
culminaban los contrataques y el equipo contrario no encontraba la forma de que
el partido cambiara. Lo intentaron pasando a defender en individual, pero,
sorprendentemente, no les sirvió de mucho y nosotros seguimos como si nada. Incluso
en nuestro temido tercer cuarto, en el que ellos estuvieron más agresivos
entrando a canasta y lograron meter más puntos, el resultado fue de un honroso
10 a 10. La verdad es que el cansancio se iba notando y, además, a esas
alturas, Leo había sufrido un tirón por lo que nos habíamos quedado sin
cambios, con lo que volvimos a entonar nuestro querido “sin faltas, sin faltas”,
en especial cuando pasábamos al lado de
Fernando que se empeñó en apartar a manotazos al base contrario (él lo niega),
por lo que le pitaron tres personales en ataque. He aquí un nuevo reto a
superar a lo largo de la temporada. Eso sí, como no podía ser de otra manera,
dos evaristos fueron expulsados por cinco faltas personales, así que aunque Leo tuvo que volver a la cancha,
dolorido y sin poder correr, acabamos el partido jugando cuatro durante los dos
últimos minutos. Pero ni siquiera esto puso dramatismo a la cosa porque teníamos una cómoda ventaja. Al final
victoria por 54-41 y los Evaristos en la primera posición del grupo.
Disfrutarlo que seguramente no durará mucho.
Besos
5 comentarios:
Grande Alberto! que siga la tradición evarística de las crónicas bárbaras
Aupa esos Evaristos líderes! Saludos desde Camboya que rima con...victorya! Jaja
Un abrazo al paisano Pablo y que vivan las crónicas
Jose
Que gustazo de crónica!!! Por cierto de mis tres faltas en ataque , solo hice una!!!!!! jajajajaja
Coño, acabar jugando tres y medio ya cuenta como tragicomedia evarística. Grande Alberto y grandes Evaristos. Por cierto, en la Feria Frankfurt ha habido importantes movimientos de grandes grupos editoriales para publicar las crónicas evarísticas. Se habla de jugosos adelantos. No digo ná.
Grande la crónica y grande el cronista¡¡¡
Lo de publicar las crónicas puede que sea el momento, porque volvió a salir el tema de las camis en el último partido.... Muevelo Pablo, muevelo¡¡
hasta tenemos corresponsales en Camboya, vamos Demo¡¡¡¡
PD: ¡¡¡Semos Lideres¡¡¡¡
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