miércoles, 17 de febrero de 2010

Evaristos Tapa loca (proyecto de)

Esta crónica la empezaremos por el final, es decir por las cañas, que por otra parte son también el principio, vamos, el alfa y el omega de la evaristitud, por más que haya algún desalmado esquirol saboteándonos a base de bebidas pseudo-isotónicas. Y empezamos por las cañas porque los Evaristos siempre prestos al sacrificio y mostrando su innegable espíritu de superación respondieron de manera unánime y efectiva a la críticas que se habían vertido respecto a su bajo rendimiento o incluso su incomparecencia en los terceros tiempos. Después del partido todos los jugadores acudimos a nuestro bar de cabecera –el primero, ya se ha dicho aquí antes, en el que nos han tratado bien en mucho tiempo- a cumplir con nuestro deber, añadiéndose incluso posteriormente alguno que no había llegado al partido y que vino magníficamente acompañado por sus mujeres (para los mal pensados no, no es un caso de bigamia). Y aprovechamos la coyuntura para seguir negociando ese patrocinio que va a sacar a los Evaristos de los números rojos y permitirnos fichar dos extracomunitarios, negros a ser posible, y un trío de serbios a la par que renovar nuestra indumentaria. Todo está dispuesto para que siguiendo el ejemplo de los equipos ACB los Evaristos tomen un segundo nombre movidos simple y llanamente por la pasta, aunque luego llegarán el gerente y el delegado de prensa justificando la operación con argumentos falaces como que la empresa patrocinadora comparte el espíritu y los valores del equipo y el nombre nos viene como anillo al dedo. Ahora solo hace falta llegar a una serie de acuerdos para lo cual se propusieron tablas de Excel y documentos compartidos en la red. ¡Cómo hemos avanzado desde la clásica servilleta de bar, aunque sea solo en el plano teórico! Las decisiones a tomar respecto a la camiseta son: el color de la misma; de tirantes, con las mangas cortadas a lo macarra, mediamanga, mangotero, de cuello vuelto; el color de la serigrafía; el logotipo; la obligatoriedad o no de depilarse las axilas; holgados o apretados; si se va a intentar cuadrar las tallas o, dado la imposibilidad de esto último, adjudicar directamente las más grandes a los más pequeños y viceversa, etc. Pero además sería un buen momento, ya que tenemos una imagen que mantener y nos debemos a nuestro público -escaso pero distinguido- para establecer un reglamento de indumentaria que regularizara la longitud y anchura de los pantalones, el color y modelo de las zapatillas y los calcetines, el uso de coderas, muñequeras y cintas de pelo, la longitud de las patillas, del pelo, de la perilla y de las barbas, los tatuajes, los piercings, las escarificaciones y los aumentos de mama. Y diréis ¿y el partido, qué? Pues el partido bien, 41-57, ganado con mayor tranquilidad y ventaja que en la ida, pese a momentos evarísticos siempre presentes, pero cada vez más escasos y menos determinantes ¿Nos estaremos centrando? También es verdad que todo esto lo escribo después de ganar tres partidos seguidos con tres equipos flojillos. Ya se verá que pasa el próximo sábado que jugamos con los primeros. Por último, la obligada referencia al árbitro gritón que en su afán pedagógico se empeñó en explicarle a Pablo los fundamentos de la falta en ataque, aunque tuviera que inventárselos sobre la marcha, para justificar la primera de las cinco personales que le mandaron al banquillo antes de acabar el partido. Por cierto, para no perder las esencias también cayó alguna técnica.

PS. Y hablando de técnicas, para que no digáis que la asamblea del bar no sirvió de nada, sí se tomó una decisión: contactar con Nachete para el trofeo de primavera, por los viejos tiempos y ese pecho palomo de nuestras entretelas.

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