Primer partido de la temporada y
somos puntuales y numerosos, llevamos la hoja de inscripción, los carnés de
identidad, las camisetas, los balones -sí en plural-, pero, eso sí, agua no, no
sea que a alguno le vaya a sentar mal por falta de costumbre. Como vamos sobrados, le damos al contrario una
deshidratación de ventaja, los Evaristos somos así, luego, claro, terminamos quitándole
su botella a uno de los minievaristos y le hacemos trabajar de aguador, separándole
al pobrecito de su ipad, con tremenda crueldad por nuestra parte.
Pero a lo que íbamos, que
perfectamente equipados, animosos y con el apoyo de una selecta a la par que
nutrida afición, tras realizar la consabida rueda de calentamiento de no más de
dos minutos de duración, nos dispusimos a comenzar el partido, reforzados por
el retorno de Jacobo al equipo, que se ha dado cuenta de que sin Evaristos su vida
no tiene sentido, y el fichaje estrella de la temporada, Enrique, una joven
promesa -me río yo de Prigioni y su ser el rookie más veterano de la NBA-,
quien es verdad que si todavía no había debutado en partido oficial, sí había
llevado a cabo una concienzuda aclimatación y puesta punto a base de darlo todo
en numerosos terceros tiempos a lo largo de la pasada temporada.
El partido comienza con el equipo
contrario ganando el salto inicial, lo cual tiene sentido dado que por lo menos
tres de sus jugadores son más altos que el más alto de los nuestros y que el
más alto de todos sacaba unos veinte centímetros a los pivots evaristos. Tras
esto, defensa evarística a medio gas o de medio pelo -llámese como se quiera-,
que se salda con varios contrataques del contrario culminados con éxito y con
un marcador adverso (esto de la culminación y el adverso lo pongo porque lo he leído
en el Marca) de 15-8. En realidad la
cosa no era tan grave, pero los Evaristos, siempre positivos e inasequibles al
desaliento, teníamos la impresión de que perdíamos de 20. Durante el descanso todos
pedimos más intensidad en defensa y, sorprendentemente, nos hicimos caso y en
el segundo cuarto conseguimos ir poco a poco acercándonos en el marcador,
aunque seguimos abajo durante los tres primeros cuartos y buena parte del
último, en el que finalmente logramos remontar gracias a una sutil defensa –al final
del partido había dos evaristos expulsados con faltas y otros cuatro con cuatro
personales y eso que el árbitro dejaba jugar bastante- el dominio en el rebote, sobre todo ofensivo,
eran altos, pero no debían saltar, y varios contrataques también culminados con
éxito por nuestra parte. Todo esto nos permitió alcanzar, a dos minutos del final
del partido, nuestra máxima ventaja en el marcador: 4 puntos. El equipo
contrario se vio obligado a pedir tiempo muerto, que varios de nosotros
dedicamos a reflexionar sobre el mundo de posibilidades de cagarla que se abría
ante nosotros en esos 120 segundos.
Tras la reanudación del partido,
con mucha falta y tiro libre de por
medio, iba consumiéndose el tiempo y nuestra exigua ventaja, pero, ¡fíjate tú
que cosa!, volvimos a remontar y entramos en el último minuto con dos puntitos
de ventaja. Tras una falta a nuestro favor, pedimos un tiempo muerto en el que
cuatro evaristos dan instrucciones a la vez, mientras los otros cinco no hacen
caso y que casi se termina sin que se haya decidido quien va a sacar de banda.
Pero la decisión, aunque tardía, es acertada y el sacador realiza a un pase al
hueco cruzando toda la cancha que se salda con una falta intencionada de un contrario.
Tras fallar los dos tiros libres, hay que dar emoción a la cosa, nos
encontramos en la misma situación que antes pero con dos segundos menos para finalizar
el partido. Falta, tiros libres, ganamos de tres; defensa, falta nuestra,
ganamos de 2, y, por último, nuestro postrer ataque que acaba con una canastita
debajo del aro en el último segundo que nos sabe a gloria. Resultado final 34-38.
Evaristos gana en su debut en un partido con final ajustado ¡Cosas veredes,
amigo Sancho¡
Besos a todos