miércoles, 18 de enero de 2012

De siete, tres

Esa era la relación entre partidos jugados y ganados antes del domingo pasado y esa es la relación entre los evaristos que asistieron al partido y los evaristos que se lesionaron en el transcurso del mismo. No me negareis que acabar con un 42% de la plantilla lesionada no es una espectacular manera de volver a las canchas tras el parón navideño. Pero bueno, vamos al relato de los hechos. Los Evaristos estaban convocados a las 9:00 horas de una fresca mañana de enero (en mi pueblo se dice que hace fresco y no que hace frío) para el último partido de la primera vuelta contra los Ñapas, que se presentaron cinco justitos y menos mal. El partido empezó con la pájara habitual (pero vamos, no más que otras veces, sin que se notara por tanto ni la hora ni el haber estado casi un mes sin jugar) y con la también habitual sensación de que, aunque el contrario es flojo, como sigamos así nos terminan ganando. El primer cuarto transcurre igualado y tras la ordenada, juiciosa y fundamentada charla técnica del descanso (no vale reírse) volvemos a la cancha y vamos poco a poco despegándonos en el marcador, pero es en ese momento cuando Puma se tuerce el tobillo tras pisar a un contrario y se retira cojeando. En el descanso, que es poco después, le acompaño a la enfermería y vuelvo a la cancha donde Pablo está comentado que cada vez le duele más una contractura que tiene en el hombro y que los últimos tiros libres que había lanzado se había planteado hacerlo a cuchara, así que, cuando empieza el tercer cuarto, se queda en el banquillo. Al poco, en una entrada a canasta yo también piso a un contrario y me tuerzo el tobillo. Pablo me sustituye y de camino a la enfermería me cruzo con Puma que vuelve con su bolsa de hielo. Mientras en la cancha los evaristos supervivientes pelean como campeones, en especial Pablo que se hincha a coger rebotes, aunque le duele cada vez que levanta el brazo, y no solo eso sino que se marca unas canastitas que nos hacen pensar en la conveniencia de contracturarle el hombro todos los días antes del partido. En el banquillo los paralíticos y Gus nos ponemos de los nervios y preguntamos el tiempo a la mesa unas dieciséis veces por minuto. Sin embargo, según se acerca el final se va viendo que la cosa está controlada y el partido acaba con un cómodo 30 a 40 a nuestro favor. No quiero sin embargo dejar de reseñar una de las jugadas más notables del partido, protagonizada por Javi, un magnífico ejemplo de clase evarística, una preciosa canasta en suspensión tras apartar al defensor con el brazo en un “anda quítate de ahí que te voy a enseñar a tirar”. La árbitro pitó falta en ataque con toda razón y anuló la canasta, pero anda que no quedó bonito.

En resumen: una victoria, un esguince con pequeña fractura de maléolo, otro esguince de grado variado, una contractura tieso-estructural de espalda cuello, una gran amistad con el médico del pabellón y un posible problema de falta de quorum para el siguiente partido, el cual jugamos el próximo domingo contra los últimos clasificados a una hora casi decente, las 12.45.
Besos a todos

2 comentarios:

Enzo Films dijo...

Que wena cronica my friend
Puma se ha roto el esquifocjaefaeafef o algo así. Un mes de baja evaristica.
A ver que pasa en la ssiguiente convocatoria
Besos

leo dijo...

Grande alberto, grande....