¿Para cuándo un premio a la deportividad para Evaristos? ¿Cuánto debe durar la penitencia por los errores pasados cuando, semana tras semana, anteponemos a nuestros intereses los de los equipos a los que nos enfrentamos?
El sábado, minutos antes del primer partido de la temporada, un grupo de jóvenes rodeaba la mesa de anotaciones intentando que el árbitro les permitiera jugar aunque no habían traído la hoja de inscripción. El árbitro no se avenía a razones y el portador del dichoso papel no terminaba de llegar. Y en estas estábamos cuando alguien blandiendo su reluciente teléfono móvil dijo: esto lo soluciono yo y descargó un pdf de la hoja de inscripción que convenció al árbitro de que Los Jóvenes resentidos tenían los papeles en regla e hizo posible que comenzara el partido. Y ¿Quién era ese heroico alguien?, quién sino nuestro Fernando, el mismo que consiguió liar a una docena de futboleros, que llevaban toda la noche haciendo cola, para que le dejaran pasar a él primero para inscribirnos en la liga municipal. Así que, ante la pasividad del equipo contrario, Evaristos volvió a luchar por su derecho de ser derrotado en la cancha, en vez de ganar sin jugar, y logró con creces su objetivo. Lo curioso es que el año pasado, en el primer partido contra este mismo equipo, a la hora del comienzo del mismo solo había tres jugadores contrarios y el árbitro nos lo daba por ganado, pero nosotros le comimos la oreja para que esperara y al final jugamos y, evidentemente, acabamos perdiendo, aunque menos abultadamente que el sábado pasado. El partido comenzó bien, con un tres cero a nuestro favor que conseguimos mantener 32 segundos, hasta que nos metieron el primer triple. Pese a ello, aguantamos el primer cuarto, aunque ya se veía claro que nosotros lo veíamos bastante oscuro. Así que nos dedicamos a no dar nunca más de dos pases y a perder balones sin llegar a tirar a canasta mientras ellos culminaban contraataques fáciles una y otra vez, con lo que poco a poco iba aumentando su ventaja en el marcador y nuestro aturullamiento. Y un evaristo aturullado en un evaristo en estado puro, el cual se caracteriza por los contraataques imposibles y las penetraciones suicidas que no hacen sino favorecer el espectáculo esperpento-tragicómico y empeorar el resultado. Pero nosotros primamos sobre todo el espectáculo, sea este del tipo que sea, y si no lo podemos dar nosotros siempre podemos ayudar a que lo de el equipo contrario gracias a nuestra caótica defensa a medio gas. Todo esto fue lo que en resumidas cuentas nos llevó al 28-58 final, que, eso sí, nos tomamos con buen humor. Podemos sin embargo alegar que lo nuestro no son los primeros partidos y que necesitamos un poco de rodaje. No hay que olvidar que seguramente el año pasado jugamos igual de mal el partido inaugural lo que pasa que los rivales eran muy malos y aún así casi nos ganan. Y por eso, digáis lo que digáis, jugar contra unos buenos así de repente sin avisar no puede ser sano. Hay que tener en cuenta que el más mayor de los contrarios tenía quince años menos que el más joven que nosotros, que, quitando el base, que era bueno y rapidísimo, todos los demás medían de 1,85 para arriba y que además saltaban y sabían jugar. Claramente ellos están en otra liga, se acuestan a las seis después de ir de juerga y se levantan para ir al partido y nosotros nos levantamos a las seis para dar un biberón y salimos corriendo tras el partido para preparar una papilla de frutas. ¿Quién nos ha visto y quién nos ve? Eso sí, tenemos un público mucho mejor.
Besos a todos.