(Perdonad el título, pero es que me ha dado envidia la referencia cultureta de la anterior crónica de Pablo). Pero, a lo que íbamos. Sería lógico suponer que lo que caracteriza a los evaristos es el tercer tiempo (vamos, el de las cervezas), pero, aunque los ha habido míticos en su duración y su intensidad y también en sus repercusiones a nivel físico, químico, afectivo y laboral, hay que rendirse a la evidencia de que en la actualidad el periodo de juego que nos define como evaristos no es ya el tercer tiempo, sino el tercer cuarto. Sí, ese tercer cuarto desganado o alocado o ambas cosas a la vez, donde se derrocha con generosidad la esencia del juego evarístico de entradas imposibles uno contra todos, pases a la espaldera, carreras sin control, pérdidas de balón, quince pases sin tirar a canasta o tiros sin sentido en mala posición según llegas, sin entrar a mencionar las faltas, las quejas y la siempre presente amenaza de la técnica. Es verdad que hay otro juego evarístico, el de cuando hacemos las cosas bien, pero ese es más aburrido de contar y tampoco es que se viera mucho el sábado pasado. En resumen, que es posible que sin el tercer cuarto hubiéremos podido ganar nuestro grupo varios años o bueno, tal vez solo haber empatado en el tercer puesto la vez esa que descalificaron a los primeros.
Y, ¿A qué viene todo este rollo? Viene a que otra vez un partido que iba más o menos bien se nos fue de las manos en el tercer cuarto y a que algo tengo que escribir porque el partido tampoco tuvo mucha historia. El equipo contrario es en teoría (y según los sesudos análisis de Fernando) el mejor del grupo y una victoria contra ellos hubiera sido bonita, pero poco probable, aunque en realidad el partido lo perdimos más nosotros que lo ganaron ellos. Empezamos jugando bien, pero sin acierto de cara al aro (esto último lo he leído en el Marca), lo cual es normal teniendo en cuenta lo alejados que nos hemos mantenido de él durante todo el verano. Según avanzaba la primera parte nos fuimos entonando y vimos la posibilidad de acercarnos en el marcador hasta que llegó el temido tercer cuarto del que, aunque en genérico, creo que ya he hablado demasiado hoy. En el descanso entre el tercer y el cuarto cuarto, ya perdido el partido, la clásica y raramente seguida consigna “ya da igual el resultado, vamos a jugar bien y por lo menos ganar este cuarto”. Resultado: no lo se, no vi el acta, pero es seguro que perdimos y de más de diez. Dejémoslo ahí.
Pese a todo, buenas sensaciones, gran afluencia de evaristos y de público pese a lo intempestivo de la hora y en cuanto al juego nada que no se arregle jugando más. Así que ya sabemos. Un placer como siempre compartir cancha con vosotros.
Besos a todos
P. S. Mantened en el recuerdo el Tapa Loca.